martes, 4 de marzo de 2014

Malinconia de Jean Sibelius.


   " Creo que sólo la música, esto es, la música absoluta, no puede resultar satisfactoria en sí misma. " ( Jean Sibelius 1865 - 1957 )



     Otro de los retos y placeres que hemos tenido la oportunidad de trabajar es el Op.20 del compositor finlandés Jean Sibelius. Una obra íntima, trágica y particular. Sin lugar a dudas, también exponencial de la imagen creadora del compositor.
 
     Fue concebida tras la muerte de la tercera  de sus seis hijas y parece que el gran dolor que le causo la perdida, dio luz a una melancolía que se transformó en 1900 en Malinconia ( melancolía en italiano ).

    Sibelius vivió muchas crisis existenciales durante su vida. También la seguridad en si mismo se vio mermaba con asiduidad. Tanto, que como sabemos, llegó a quemar el manuscrito de su octava y última sinfonía.

    Todo este carácter inseguro, de búsqueda interior, se refleja en Malinconia. Que se establece en la tonalidad de la muerte , re menor.  Y manifiesta ya ideas narrativas novedosas para la época. Pero como advertimos más adelante no tiene una estructura clara. Más bien, como con Nielsen la música es orgánica y va desarrollando hasta estallar con un retorno al tema principal. También debemos decir que su raíz nacionalista y folclórica se deja sentir. Sobretodo con la utilización del modo dórico para resolver las primeras frases del violonchelo con el piano. Algo poco habitual de encontrar en el compositor. Y cuando desea dar luz en esta oscura y descriptiva obra pasa por el relativo mayor. Es decir: fa mayor. Que concede un brío de esperanza y paz entre tantas tinieblas.



    Su estructura podría entenderse como un enorme  "A-B-A" . Pero en la B, hay un desarrollo continuo y  bastante más largo que la exposición y la reposición a la "A". Por lo que diríamos que está "en el gran estilo" de Sibelius, un planteamiento evolutivo.
Cómo en Finlandia (1899) o su primera sinfonía (1899), su lucha entre el modo mayor y el menor, es continua. E al igual que en su famoso concierto para violín op.47, Sibelius crea una serie de pequeñas cadencias para que ambas partes instrumentales describan y demuestren sus capacidades o sus emociones. Tanto en el principio como en el retorno del primer tema , el piano crea la fantasía y el ambiente apropiado, con una consecución de arpegios ascendentes que intensifican la atmósfera hasta la entrada del violonchelo. Estos arpegios no tienen ninguna anotación que indiquen su dinámica o velocidad. Nosotros hemos abandonado la idea de hacerlo bajo un pulso constante o mecánico. Y en este caso Noemi va poco a poco acelerando el tempo. De una manera bastante equilibrada se crea así el diálogo y la confrontación entre el violonchelo y el piano. Convergiendo repetidas veces en las melodías en modo mayor que conducen a ambos instrumentos a progresiones armónicas que se desarrollan para ir hacia el principio de la parte una parte "B" y hacia la reposición de la " A ". Malinconia guarda en si misma la profundidad de los colores armónicos que desarrollará más adelante en sus sinfonías el compositor fines.

    Este Op.20 es una obra llena de deleite para el intérprete y para el público. De momentos sublimes si no los dejamos pasar por alto. Sólo se llega a esto con un trabajo minucioso.
Muchas interpretaciones que podemos encontrar en las redes sociales, tienen un inmenso valor técnico o en virtuosismo. Pero resulta difícil encontrar trabajos camerísticos serios en esta obra entre los músicos. Y que realmente alcen la interpretación de esta música al nivel que merece.
 
    Se puede suponer que es cuestión de tiempo, hasta que se valore como una obra de interés interpretativo. Pues el abanico de obras a tocar dentro de la formación Piano - Violonchelo suele cerrarse o resumirse a las obras más comunes. También, cuando se realiza los estudios dentro del conservatorio, solemos trabajar según una programación standard. Es algo bastante normal y lógico, dado que cubrir nuevos repertorios, o composiciones a penas tocadas, suele ser trabajo de formaciones fijas. Dado el gran trabajo, y tiempo, que conlleva reconstruir algo totalmente desconocido. No se suele dejar para formaciones eventuales. A no ser, que se corra el riesgo de hacer un mal concierto. Aunque eso, tampoco es extraño.



    Nuestra visión de Malinconia es bastante personal. Algo más sosegada, pero más expresiva de lo común. Intentamos proyectar sensibilidad y contrastes. Hondeando en los cambios de las distintas transiciones. Parando el pulso en beneficio de los sentimientos. Aprovechando los silencios. Añadiendo dinámicas que ayuden al color de la armonía.  Es decir, una interpretación más compleja de lo que encontramos escrito en la partitura. Todo ha sido puesto en cuestión, para hacer nuestra propia interpretación de Malinconia. Aunque la originalidad, suele ser subestimada.

    Malinconía fue interpretada por Tilellit Dúo por primera vez en noviembre del 2012. Hasta la fecha no tenemos conocimiento de su interpretación en la isla de Tenerife. Por lo que podemos decir que casi fue un estreno absoluto. Aunque también desconocemos si fue interpretada alguna vez en las Islas Canarias antes de nosotros. La última vez que decidimos tocarla fue en el ciclo de música de Cámara de la Ciudad de la Laguna. En enero 2014. Ojalá pronto volvamos a presentarla en escena.



No hay comentarios:

Publicar un comentario